Cuando se habla del género spaghetti western, se nos suele venir a la cabeza un nombre: Clint Eastwood. Y en en concreto la película La muerte tenía un precio. Se trata de la segunda parte de la trilogía que completan Por un puñado de dólares y El bueno, el feo y el malo. Películas que marcaron un antes y un después en la historia del cine.
Clint Eastwood en una escena del filme |
Título: La muerte tenía un precio
Guión: Sergio Leone y Luciano Vincenzoni
Director: Sergio Leone
Fotografía: Massimo Dallamano
Género: Western
Música: Ennio Morricone
Reparto: Clint Eastwood, Lee Van Cleef, Gian María Volonté, Luigi Pistilli, Mara Crup, Roberto Camardiel, Klaus Kinski
Duración: 130 min.
Año: 1965
INTRODUCCIÓN
Dos cazarecompensas (Clint Eastwood y Lee Van Cleef) buscan al conocido asesino conocido con el apodo de El Indio (Gian María Volonté) aunque cada uno por diferentes motivos. Debido a que El Indio es el jefe de una banda de otros 14 ladrones y asesinos, los cazarrecompensas deciden unirse para entregar a los asesinos al sheriff del pueblo, en especial al Indio, vivo o muerto. Sin olvidar que ambos cazarrecompensas tiene vínculos con el Indio bastante profundos.
VALORACIÓN DE LA PELÍCULA
Técnicamente, la obra de Leone es más que aceptable. Destacan por encima del resto algunos primeros planos de los rostros de los personajes principales antes de que se produzcan los tiroteos. Asimismo, la música de Morricone es de esas que, cuando rememoras posteriormente la película, no se te van de la cabeza. En los momentos climax de la película, cuando el espectador reflexiona sobre los gestos de los protagonistas, la música consigue que uno se siente parte de la lucha que se librará a continuación.
Lee Van Cleef y Gian María Volonté tras su duelo final |
En cuanto al desarrollo del argumento, la película supone un antes y un después en el spaghetti western. Desde el inicio la película te atrapa. Prácticamente no existe un sólo momento tedioso (lo cual se agradece enormemente en una película de más de dos horas de duración). Desde que ambos protagonistas se unen, los acontecimientos se suceden en cascada. La banda del Indio roba el banco más importante de la ciudad, conocido como El Paso, llevándose un botín de medio millón de dólares.
A partir de ahí se abre una brecha en la confianza que los dos héroes se tienen. Aunque siguen trabajando juntos, la confianza no es la misma y eso les cuesta que les capturen. Sin embargo, se complementan perfectamente. El Manco (Clint Eastwood) es más impulsivo, decidido e irreflexivo. Por su parte, el Coronel Mortimer (Lee Van Cleef) es un hombre más pausado, concienzudo en su trabajo e inalterable. Es el cerebro. Pero eso no le impide acumular un enorme rencor contra El Indio por ser el asesino de su única hija. Tanto es así, que cuando, tras su duelo final con el Indio, del que sale victorioso, renuncia a la recompensa por capturar a todos los miembros de la banda. Al coronel, en esta ocasión, no le movía el dinero. Sólo buscaba vengar el asesinato de su hija. Es la parte más sentimental de la película. El dolor de saber que debes hacer venganza. Que un tipo despreciable ha matado ha mucha gente, entre ellos alguien tan cercano, hace que durante algunos momentos, con planos cortos perfectamente definidos, se aprecie una sombra de amargura en el rostro del coronel Mortimer.
RECOMENDACIÓN AL ESPECTADOR
La película de Sergio Leone es una de las obras maestras del spaghetti western. Una muestra de que el brillante director italiano no tenía nada que envidiar al archiconocido Tarantino. Acción, intriga, malos muy malos y buenos, que al final no lo son tanto, junto con una elección música brillante hacen de La muerte tenía un precio una de las mejores películas de la historia del cine. Por tanto, recomiendo encarecidamente el visionado de esta obra maestra.
Nota: 8/10
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